El Frente Amplio quedó en evidencia una vez más, esta vez en la Cámara de Diputados, donde no logró los votos necesarios para imponer su proyecto de creación de tres nuevos municipios. La iniciativa, que apuntaba a establecer gobiernos locales en Punta del Diablo, Barra del Chuy (Rocha) y 25 de Mayo (Florida), fue frenada por la oposición que vio en la jugada una clara maniobra electoral.
Una sesión encendida y sin filtro
Lejos de apelar al diálogo y al consenso, los diputados del Frente Amplio se lanzaron contra quienes no votaron el proyecto. Juan Erosa, legislador del FA, perdió completamente la compostura y, citando a Eleuterio Fernández Huidobro, disparó: “En política se puede ser muchísimas cosas, incluso idiota, pero no se puede ser cagón”. La frase levantó polvareda dentro y fuera del recinto.
Se calentó Salle
El diputado Gustavo Salle no dejó pasar la oportunidad para responder con firmeza. “Cagón es el que se esconde detrás de la banca para insultar a quienes no piensan como él”, dijo, y remató: “Estos proyectos no son por la gente, son por el aparato del FA”. Salle, que ha sido una voz crítica constante contra el avance del poder local como herramienta de control ideológico, denunció que lo que el Frente Amplio pretende es ampliar sus zonas de influencia territorial con fines políticos y clientelistas.
“Gobierno de cercanía, democracia, bueno: traigan el contrato de Pfizer, el del hidrógeno verde, traigan todos los contratos confidenciales que se han firmado con las grandes corporaciones y se los llevamos a los municipios y ahí tenemos gobierno de cercanía”.

Una izquierda desesperada
Esta derrota parlamentaria es un nuevo síntoma de la desesperación frenteamplista por reacomodarse de cara al ciclo electoral. La creación de municipios no responde a demandas reales sino a la necesidad de colocar cargos, expandir la estructura partidaria y asegurar votos mediante gestión local. Lo que el FA no consigue con propuestas concretas, lo intenta por atajos institucionales.
El debate que viene Quedó demostrado que la discusión sobre los municipios no es menor. Está en juego el modelo de Estado: uno descentralizado, pero con límites claros y al servicio de la gente, o uno al servicio de los intereses partidarios. La oposición, al frenar este intento, marcó un límite saludable.