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Sergio Puglia deja la radio: coincidencias preocupantes con el fin de Santo y Seña

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El reconocido periodista y comunicador Sergio Puglia anunció el cierre de su ciclo en Radio Sarandí tras 42 años al aire, un hecho que marca el fin de una era en los medios uruguayos. Esta noticia no es un evento aislado; se suma a la reciente finalización de Santo y Seña, un programa emblemático que también quedó fuera de pantalla, generando interrogantes sobre el verdadero trasfondo de estas decisiones y el futuro de la libertad de prensa en el país.

Sergio Puglia, una figura respetada y con una trayectoria intachable, siempre ha sido un comunicador cercano a la Coalición Republicana, postura que nunca ocultó y que, en ocasiones, le valió críticas desde sectores opositores. Sin embargo, su salida intempestiva de la radio, justo en un momento donde otras voces con afinidad al oficialismo también pierden espacios, no pasa desapercibida. El vacío que deja Puglia coincide con el cierre de Santo y Seña, un ciclo que, a pesar de ser un referente del periodismo de investigación, también enfrentó críticas constantes y presiones desde diversos sectores.

Estos movimientos generan suspicacias sobre una posible censura encubierta que podría estar respondiendo a una estrategia más amplia de acallar ciertas voces en el espectro mediático. Si bien no hay confirmaciones oficiales sobre presiones externas, las coincidencias son demasiadas como para ignorarlas. Es difícil no preguntarse si detrás de estas salidas no existe un intento por redefinir la agenda pública y controlar el contenido que llega a la ciudadanía.

Puglia, además de su destacada labor periodística, ha sido un referente cultural y social en Uruguay. Su salida, por tanto, no solo impacta en el periodismo, sino también en el panorama comunicacional del país. ¿Estamos ante una decisión natural del retiro de un comunicador tras décadas de trabajo, o hay factores externos que empujaron a este final anticipado? La misma pregunta se aplica al cierre de Santo y Seña, un programa que muchas veces incomodó a ciertos sectores del poder.

Resulta preocupante que, en un momento político clave, voces críticas y de referencia comiencen a perder sus espacios. Si bien Sergio Puglia nunca ocultó su simpatía por la Coalición Republicana, su salida también golpea a un sector del periodismo que, desde su posición, defendía una pluralidad que parece empezar a resquebrajarse. Lo mismo sucede con el final de Santo y Seña, que, aún con sus polémicas, ocupaba un lugar clave como espacio de investigación y denuncia.

Uruguay siempre ha sido considerado un ejemplo de libertad de prensa en la región, pero la acumulación de estos hechos deja una preocupante sensación de incertidumbre. Si los comunicadores que, de alguna forma, defienden posturas cercanas al gobierno son apartados, ¿qué podemos esperar para aquellos que critican de manera abierta al sistema? El equilibrio mediático es fundamental para garantizar una democracia saludable, y la pérdida de voces como la de Puglia y la desaparición de programas como Santo y Seña son un síntoma de un problema más profundo.