Romina Celeste volvió a estar en el centro del debate público, esta vez por sus recientes declaraciones sobre Gustavo Penadés, a quien ella misma había denunciado penalmente por delitos sexuales. En un cambio de discurso que dejó a muchos boquiabiertos, ahora asegura que el exsenador del Partido Nacional “es inocente” y que “le gustan los jóvenes, pero no los niños”.
Esta nueva postura se suma a un ambiente ya contaminado por versiones cruzadas, presiones políticas y acusaciones de manipulación judicial. Pero lo más grave no es solo el impacto mediático: las declaraciones de Romina Celeste podrían tener consecuencias directas en el proceso judicial contra Penadés, que hasta el momento enfrenta varias imputaciones por abuso sexual contra menores.
La bomba de Romina
En una entrevista, Celeste dijo que está “convencida de que Gustavo Penadés no es culpable de abusar de menores” y aseguró que hubo una operación política detrás de las denuncias. También reveló que otras personas fueron pagadas para sumarse a las acusaciones.
Si bien la justicia deberá determinar la veracidad de estas nuevas afirmaciones, la defensa del exsenador ya anunció que pedirá que se investigue a fondo lo dicho por Celeste y que se tomen medidas contra las denuncias falsas. Según trascendidos, habría más personas implicadas en esta maquinaria para hundir políticamente al exsenador.

¿Y si Penadés era inocente?
Con las nuevas revelaciones, muchos empiezan a preguntarse si Penadés fue víctima de una embestida política disfrazada de causa judicial. Si se confirma que hubo pagos para montar testimonios falsos y presionar a la opinión pública, estaríamos ante uno de los escándalos políticos más graves de los últimos años.
En este contexto, cabe preguntarse: ¿Quién gana con todo esto? ¿Por qué ciertos sectores callan ahora que la verdad empieza a salir a la luz?