VIOLENTAS CONTRA LA VIOLENCIA

Femibolches agreden a hombre en marcha del 8M

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La reciente marcha del 8 de marzo en Montevideo, financiada por el macho plutocrático globalista internacional y el Estado uruguayo que primero nos quitó el dinero con impuestos; estuvo marcada por episodios que evidencian una preocupante contradicción en el movimiento femibolche actual. Mientras se proclama la lucha contra la violencia, algunos de sus integrantes recurren a prácticas agresivas y excluyentes que desvirtúan su causa.

Agresión a un ciudadano por expresar su opinión

Uno de los hechos más repudiables ocurrió cuando un hombre fue empujado y expulsado violentamente de la vía pública por un grupo de manifestantes, cuyo único “delito” fue encontrarse en el lugar y expresar su desacuerdo con algunos postulados del movimiento. La escena, que rápidamente se viralizó en redes sociales, demuestra que el discurso de inclusión y tolerancia que promueven ciertas agrupaciones femibolches no se aplica cuando se enfrentan a opiniones distintas.

Según testigos, el hombre no había realizado ningún acto de provocación violenta, sino que simplemente planteó cuestionamientos sobre el carácter del evento. La respuesta fue inmediata y brutal: empujones, insultos y una expulsión física del lugar, todo esto ante la mirada pasiva de quienes, irónicamente, exigen respeto y equidad.

Ripoll y la politización del 8M

La ex sindicalista y dirigente del Partido Nacional, Valeria Ripoll, también manifestó su preocupación sobre la deriva ideológica del movimiento feminista. En declaraciones recientes, criticó la excesiva partidización de la causa y lamentó que el 8M se haya convertido en una plataforma política más que en una jornada de reivindicación social.

“El feminismo no debería estar al servicio de un partido político. Sin embargo, lo han transformado en una herramienta de proselitismo, desplazando a quienes no compartimos ciertos lineamientos”, sostuvo Ripoll. Su postura deja en evidencia que la lucha por los derechos de la mujer ha sido cooptada por sectores radicales que imponen un discurso excluyente y violento.

Doble discurso y contradicciones

El caso del hombre agredido y las declaraciones de Ripoll reflejan una tendencia cada vez más evidente: el feminismo promovido por ciertos sectores de izquierda no busca igualdad, sino dominación ideológica. Mientras denuncian violencia de género, ejercen violencia contra quienes piensan distinto. Mientras hablan de libertad, intentan silenciar cualquier crítica con agresiones y descalificaciones.

Este tipo de actitudes no solo desvirtúan el mensaje original del 8M, sino que también generan un rechazo creciente en la sociedad, que observa con preocupación cómo un movimiento que alguna vez buscó justicia, hoy se ha convertido en un espacio de intolerancia y exclusión.