CAMBIO DE GUIÓN

El doble discurso de Alejandro Sánchez sobre la Justicia

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Alejandro Sánchez volvió a llamar la atención con sus recientes declaraciones sobre la independencia del Poder Judicial. En medio de la polémica por el caso del exintendente Guillermo Besozzi, el secretario de la presidencia lanzó duras críticas al Partido Nacional por, según él, tratar de influir en la Justicia. “El poder político no se puede meter o interceder para que no investiguen a uno de ellos”, afirmó Sánchez con un tono de indignación moral.

Cuando la vara cambia según la conveniencia

Pero la memoria es frágil, y al parecer Sánchez no esperaba que sus propias palabras del pasado volvieran a exponer su doble discurso. En 2019, cuando el exdiputado del MPP Daniel Placeres fue investigado y procesado por su implicación en el caso Envidrio, Sánchez salió en su defensa con un argumento completamente opuesto. “Esto fue claramente una operación política, utilizando a la Justicia para ello”, decía en aquel entonces, minimizando la causa judicial contra su compañero de militancia.

Es decir, para Sánchez, cuando se investiga a un frenteamplista, es una “operación política”. Pero cuando se trata de un dirigente blanco, entonces la Justicia debe ser intocable y ningún político debería opinar sobre sus procedimientos. Una muestra más de cómo la coherencia es un lujo que pocos en la izquierda parecen darse.

El Frente Amplio y la Justicia: a conveniencia

El Frente Amplio tiene un largo historial de descalificar o respaldar a la Justicia según quién sea el investigado. Basta recordar el caso del exministro Fernando Lorenzo, condenado por abuso de funciones, a quien Fernando Pereira, actual presidente del FA, definió como “de las mejores cosas que le pasaron a Uruguay”. ¿Acaso también fue una operación política? Si lo condenan, la Justicia se equivoca. Si investigan a un adversario político, entonces es intachable y no se la puede cuestionar.

Esta contradicción flagrante no es casualidad, sino parte de una estrategia bien aceitada del Frente Amplio para proteger a los suyos y atacar a sus rivales políticos. Alejandro Sánchez es solo el último exponente de este manual de hipocresía.

¿Defensa de la Justicia o relato armado?

El episodio deja en evidencia que el FA sigue manejando un doble estándar en su relación con la Justicia. Sánchez pasó de denunciarla como herramienta de persecución política cuando afectaba a los suyos, a exigir que nadie la cuestione cuando investiga a sus opositores. Un discurso construido sobre la conveniencia política antes que sobre principios reales.

Mientras tanto, el ciudadano común observa cómo los mismos que antes pedían impunidad para los suyos ahora se rasgan las vestiduras por la independencia judicial. La pregunta es: ¿hasta cuándo seguirá funcionando esta doble moral sin consecuencias?