El último episodio de la campaña electoral por la Intendencia de Montevideo lo protagonizaron el senador nacionalista Sebastián Da Silva y el precandidato frenteamplista Schelotto, quienes tuvieron un cruce de alto voltaje en redes sociales.
Todo comenzó con la respuesta de Schelotto a los comentarios de Da Silva al respecto de la victoria en Montevideo dependiendo del tamaño de “las guampas” de los votantes. Con tono desafiante, Schelotto escribió: “Ni guampudos ni cabezudos. Somos militantes. Y a mucha honra. “. Así, Schelotto pretendió devolverle el golpe, tratando de capitalizar la provocación para fortalecer su imagen como político de calle, alejado de los códigos de elite.
No le salió bien
A diferencia de Schelotto, Da Silva no es ajeno a los intercambios políticos picantes. Ante la publicación del candidato a la IM, Da Silva respondió con su estilo característico y afirmó que podría “hacerse un festín sobre su doble discurso, tanto cuando se hace el chancho rengo y se vulnera habiendo posteado cualquier disparate en el pasado”. También añadió: “Es el menos culpable de todos los candidatos frentistas. El tema del cabezudo, es un tema objetivo, quien imagina que reafirma los valores democráticos moviéndose al ritmo del hula hula con una cabeza de capincho por la tele, debería de bancar que algunos nos riamos de su disfraz de roedor. El arquitecto no tiene la complexión física para hacerlo”, concluyó el legislador, lanzando un dardo directo a Schelotto.

Son de manual
La reacción de Schelotto es un ejemplo claro de ese manual: victimización, respuesta emocional y cero autocrítica. Y lo más grave: silencio total sobre los temas de fondo. ¿Qué propone Schelotto? ¿Qué soluciones tiene el Frente para los problemas que aquejan al país? Nada de eso aparece.