El Partido Colorado confirmó que acompañará al Frente Amplio en la votación para otorgar la venia a Mario Layera como secretario de Inteligencia del Estado. La decisión generó sorpresa e incomodidad dentro de la propia coalición de gobierno, sobre todo porque el Partido Nacional ya había anunciado su rechazo firme a la designación, esgrimiendo múltiples objeciones de fondo sobre la figura de Layera.
Una coalición dividida
Mientras el Frente Amplio se relame con el apoyo inesperado, los nacionalistas miran con recelo el movimiento de sus socios. Para el Partido Nacional, Layera no reúne las condiciones necesarias para ocupar un cargo tan sensible, no solo por sus antecedentes, sino por su desempeño durante los gobiernos frenteamplistas. En su momento, fue protagonista de gestiones polémicas al frente de la Policía Nacional y estuvo vinculado a decisiones operativas que generaron cuestionamientos incluso desde la interna del propio Ministerio del Interior.
A esto se suma el antecedente de declaraciones públicas del propio Layera que, desde filas nacionalistas, consideran como “incompatibles con una visión republicana del poder”. En resumen: para los blancos, es un nombre manchado y su nominación una provocación del Frente Amplio.

El viraje colorado
Pero mientras los nacionalistas mantienen su postura firme, el Partido Colorado decidió no hacer olas. Según informaron desde el Comité Ejecutivo colorado, se entiende que “no hay razones institucionales” para oponerse. Lo cierto es que, una vez más, los colorados parecen alinearse con el Frente Amplio en decisiones clave, desdibujando cada vez más su rol dentro de la coalición.
Desde filas blancas no ocultaron su malestar. Varios dirigentes cuestionaron en privado el doble discurso colorado: exigen ser considerados socios estratégicos, pero luego facilitan designaciones que el PN considera inaceptables.
¿Unidad o conveniencia?
La votación por la venia de Layera deja al desnudo la fragilidad de la coalición. Mientras en campaña se habla de unidad, a la hora de votar, cada partido juega su propio juego. Para muchos en el oficialismo, lo de los colorados no es más que una muestra de oportunismo político: buscan quedar bien con todos y terminan traicionando a sus aliados naturales.
Además, la señal que se da hacia la ciudadanía es preocupante: si un cargo como el de secretario de Inteligencia se define por cálculos políticos y no por criterios técnicos y éticos, ¿qué puede esperarse del resto de las decisiones de gobierno?
Una venia que deja herida la coalición
El apoyo colorado al Frente Amplio deja una grieta abierta en la interna oficialista. El Frente Amplio se anota una victoria, mientras el Partido Nacional mastica la derrota con bronca y siente que sus socios lo dejaron solo. La pregunta ahora es si esta herida podrá cerrarse o si la confianza entre blancos y colorados ya sufrió un daño irreversible.