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Asesinatos y asaltos sin freno

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En la madrugada del domingo, dos jóvenes fueron asesinados mientras dormían en sus casas. Una de las víctimas, de apenas 23 años, fue atacada en su vivienda del barrio Peñarol. El otro crimen ocurrió en el barrio Colón, donde un joven de 26 años fue acribillado a balazos. En ambos casos, los atacantes ingresaron directamente a los domicilios, lo que deja en evidencia un modus operandi cada vez más frecuente: ejecuciones a sangre fría con objetivos marcados.

No hay dudas de que el crimen organizado se ha instalado en nuestros barrios. Las ejecuciones en casas particulares son una muestra de que los asesinos actúan con total impunidad. Nadie entra armado a una vivienda ajena si no sabe que va a salir ileso. Y eso solo ocurre cuando el Estado desaparece.

Asesinato en Conciliación: disparos a la cabeza en plena calle

El barrio Conciliación tampoco escapó de la ola de violencia. Allí, un joven de 27 años fue asesinado de varios disparos en la cabeza, a plena luz del día. Los vecinos, acostumbrados ya a las balaceras, aseguran que los tiroteos son habituales y que nadie hace nada. El silencio de las autoridades es cómplice.

Este tipo de asesinatos selectivos y con una violencia tan marcada tienen sello narco. Pero el progresismo prefiere mirar para otro lado antes que reconocer que la inseguridad ya no es una sensación: es una realidad diaria que sigue cobrándose vidas.

Carrasco: turistas asaltados en plena avenida

Ni siquiera la avenida Arocena, en el corazón de Carrasco, está a salvo. En las últimas horas se viralizó un video donde dos delincuentes en moto abordaron a tres turistas españoles, entre ellos una pareja de adultos mayores, y les robaron cadenitas a plena luz del día.

Las víctimas se resistieron al asalto y forcejearon con los ladrones. En la grabación, tomada por un vecino, se escucha a uno de los turistas gritar: “¡Me quedo con tu cara!”, en un intento desesperado por identificar al delincuente.

La escena, que sacudió las redes sociales, muestra que ya no hay “barrios seguros”. La violencia ha cruzado todas las fronteras. Lo que antes era impensable en una de las zonas más privilegiadas de Montevideo, hoy es parte de la rutina. Y mientras tanto, el Estado sigue sin aparecer.

Un Estado ausente y una izquierda en silencio

El silencio del Frente Amplio ante esta ola de violencia es ensordecedor. Yamandú Orsi está más preocupado por su campaña que por enfrentar el problema de fondo. La izquierda repite una y otra vez el discurso de la inclusión, pero en los barrios los vecinos están prisioneros del miedo. ¿Qué inclusión hay en vivir con miedo a que te maten mientras dormís?

Uruguay está en una encrucijada. La violencia no solo crece, sino que muta y se vuelve más cruel. Los homicidios ya no ocurren por “ajustes de cuentas” entre delincuentes, ahora entran a las casas, atacan de día y ni siquiera respetan a quienes están con sus familias. El país necesita orden, firmeza y decisiones valientes. Y eso, definitivamente, no lo está dando la izquierda.