Una nueva muestra del estilo indeciso y calculador de Yamandú Orsi quedó en evidencia con la salida de Cecilia Cairo de su cargo en la Dirección de Vivienda. Mientras la interna del Frente Amplio ardía y las figuras con poder real resolvían la situación, el Presidente Orsi prefirió el silencio. Y cuando finalmente habló, lo hizo sin convicción y con declaraciones tibias que dejaron gusto a poco.
El episodio expuso no solo la debilidad de liderazgo de Orsi, sino también su dependencia de los movimientos internos del FA. La renuncia de Cairo fue negociada y ejecutada sin que el Presidente de la República moviera un solo dedo en público. Mientras tanto, figuras del MPP y referentes sindicales influían en las decisiones clave sin consultar al ahora presidenciable.
“No es grato, pero se pudo resolver”, dijo Orsi a la prensa, varios días después de que se concretara la salida de Cairo. Y añadió: “La política es así”. Una frase vacía, que intenta justificar la inacción con un manto de normalidad institucional.
El caso Cairo: una salida ruidosa
La dimisión de Cecilia Cairo no fue un hecho menor. La exdirectora de Vivienda dejó el cargo envuelta en tensiones internas, desacuerdos con la línea de acción y presiones desde el FA. Pero mientras se discutía su continuidad, Orsi optó por la invisibilidad. No hubo respaldo, no hubo intervención, no hubo postura.
Recién después de que todo estuviera resuelto y la renuncia fuera irreversible, apareció el comentario. Tarde y sin sustancia. Esa estrategia puede servir para evitar errores, pero también lo deja fuera del juego cuando hay que liderar.

Un precandidato sin voz
No es la primera vez que Orsi esquiva los conflictos. Su estilo de “esperar que aclare” lo ha mostrado tanto en temas de seguridad como en asuntos internos del FA. Se presenta como moderado, pero en la práctica eso se traduce en un preocupante silencio ante las crisis.
En este caso, la gestión de la crisis fue realizada por otros. Orsi simplemente esperó. Un liderazgo que no lidera, que prefiere quedar bien con todos antes que asumir posiciones claras.
El doble juego frenteamplista
Detrás de la salida de Cairo hay más que un problema de gestión: hay una lucha de poder dentro del Frente Amplio que deja expuesto a Orsi. La fuerza real está en manos de sectores más radicalizados, que actúan sin consultar y luego imponen su visión al resto del partido. Orsi, lejos de poner orden o plantear una visión alternativa, acata.
Una frase que lo resume todo
“La política es así”, dijo Orsi. Como si no hubiera nada que hacer, como si el liderazgo fuera simplemente acompañar los hechos consumados. Esa resignación discursiva habla de un candidato que no quiere incomodar a nadie, aunque eso signifique no incomodar ni siquiera al desgobierno dentro de su propio partido.