PRIORIDADES DE LA IMM

IMM gasta $750 mil en “festival de arte lésbico”

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La Intendencia de Montevideo (IMM) ha decidido destinar $759.660 de los fondos públicos a la organización del III Festival de Arte Lésbico, adjudicando la producción a la cooperativa Valorarte. Este evento, programado para el 25 y 26 de abril, incluye charlas, presentaciones artísticas y actividades “culturales” que poco tienen que ver con las urgencias de una ciudad que no puede tapar los pozos ni recolectar la basura en tiempo y forma.

Derroche en medio de la crisis

Mientras la IMM se encuentra en una situación financiera comprometida, con denuncias de mala gestión y servicios cada vez más deteriorados, las prioridades parecen estar completamente desalineadas de las necesidades reales de los montevideanos. La inversión en este tipo de eventos, más allá de su legitimidad cultural, expone una desconexión total con la calle: la gente quiere soluciones, no festivales ideológicos.

La cifra destinada a este festival no es menor. $759.660 podrían haberse destinado, por ejemplo, a mejorar el alumbrado público, arreglar calles o reforzar programas de limpieza. Pero no. El progresismo en la IMM prefiere destinar recursos a eventos que responden a una agenda de nicho, desconectada del sentir general de los contribuyentes.

Valorarte y las adjudicaciones a medida

La cooperativa Valorarte fue la única oferente en la licitación, algo que ya genera sospechas sobre el nivel de transparencia en este proceso. No es la primera vez que esta cooperativa recibe adjudicaciones por parte de entes estatales o intendencias, en general para actividades vinculadas a la agenda de género o diversidad.

¿Hay un circuito cerrado de proveedores afines al relato oficialista? ¿Por qué no se busca más competencia ni se garantiza una mejor relación costo-beneficio? Esta licitación es solo un nuevo capítulo en una larga historia de favoritismos y contrataciones dirigidas que caracterizan a la administración frenteamplista en Montevideo.

¿Quién controla estos gastos?

La falta de control y rendición sobre estos fondos preocupa. ¿Quién garantiza que ese dinero se utilice de manera eficiente? ¿Dónde están los informes de resultados, las métricas de impacto o el seguimiento posterior?

En una administración que viene siendo cuestionada por su falta de transparencia y su alejamiento de las prioridades ciudadanas, este tipo de gastos no hacen más que confirmar que el relato progresista se sostiene con recursos ajenos y sin rendición.