Sebastián Da Silva, senador del Partido Nacional, no se anduvo con vueltas al referirse al reciente respaldo del Frente Amplio y el Partido Colorado a la venia del exdirector de la Policía Nacional, Mario Layera, para integrar el Consejo de Inteligencia del Estado. “Es un viudo de Bonomi que no da la talla para ocupar un cargo tan sensible”, disparó Da Silva, dejando en claro su oposición al nombramiento.
El cruce no es nuevo, pero esta vez adquiere otra dimensión: Layera ocupará un puesto clave dentro del aparato de inteligencia del país, y su perfil genera serias dudas entre los sectores más críticos de la izquierda. “El Frente Amplio lo apoya porque responde a una lógica de seguridad que fracasó rotundamente durante los gobiernos del FA”, afirmó el senador blanco, en referencia a la gestión de Layera al frente de la Policía Nacional durante la era Bonomi.
Para Da Silva, el nombramiento de Layera es otro ejemplo del intento del Frente Amplio de reeditar figuras del pasado sin autocrítica ni renovación real. “No tiene ninguna modernidad en su mirada, y no sintoniza con lo que hoy exige la seguridad de los uruguayos”, agregó.
Una venia con sabor a pasado
El nombre de Mario Layera genera reacciones diversas. Mientras el Frente Amplio destaca su supuesta experiencia y conocimiento profundo del aparato policial, desde filas nacionalistas se recuerda su responsabilidad en una época marcada por el crecimiento de la inseguridad y una gestión muy cuestionada. La votación para aprobar su venia contó con el apoyo del FA, mientras que la Coalición Republicana votó dividida, dejando en evidencia tensiones internas y diferencias.
La designación no solo reaviva antiguas disputas sobre la conducción de la seguridad, sino que también pone sobre la mesa el papel de los servicios de inteligencia en el actual contexto regional y global. “No podemos poner a manejar la inteligencia a quienes fracasaron en garantizar la seguridad de los ciudadanos”, insistieron desde el Partido Nacional.

Una lógica agotada
Durante los gobiernos del Frente Amplio, con Bonomi como ministro del Interior y Layera como su brazo ejecutor, la percepción de inseguridad alcanzó niveles históricos. Lejos de resolver los problemas de fondo, se apostó por una policía reactiva y sobrecargada, mientras el narcotráfico y el crimen organizado se consolidaban en barrios enteros.
Para Da Silva y otros referentes del oficialismo, Layera representa esa etapa que el país necesita superar. “El Uruguay del futuro no puede construirse con recetas fracasadas del pasado”, señaló el senador.
En una coyuntura en la que la seguridad vuelve a estar entre las principales preocupaciones de la ciudadanía, la decisión del Frente Amplio de respaldar a una figura tan discutida como Layera expone su falta de renovación y su desconexión con las demandas actuales de la población.