La administración frenteamplista en Canelones, liderada durante años por Yamandú Orsi, ha dejado un panorama preocupante para los ciudadanos. Según declaraciones recientes del dirigente nacionalista Alfonso Lereté, las finanzas del departamento presentan “números complejos”, poniendo en evidencia una gestión deficiente y con serias dificultades económicas.
Un municipio en problemas
Desde que el Frente Amplio asumió el control de la Intendencia de Canelones, las promesas de desarrollo y crecimiento no se han materializado. En cambio, los informes contables indican un déficit creciente, un endeudamiento que compromete el futuro de la comuna y una gestión que ha priorizado el clientelismo por encima de las verdaderas necesidades de los canarios.
Lereté alertó sobre el desorden financiero de la Intendencia, señalando que las inversiones han sido mal administradas, lo que ha llevado a una falta de infraestructura adecuada y a un estado de abandono en varios municipios del departamento. Calles en mal estado, obras inconclusas y servicios insuficientes son solo algunas de las consecuencias de una gestión que ha privilegiado la propaganda sobre la eficiencia.
Deuda y falta de transparencia
Uno de los puntos más críticos de la administración de Orsi ha sido la falta de transparencia en el manejo de los fondos públicos. Según los datos divulgados, la Intendencia de Canelones tiene una deuda significativa que compromete su capacidad operativa. A pesar de los altos niveles de recaudación, los recursos no han sido bien utilizados y no hay claridad sobre el destino de muchos fondos asignados a proyectos específicos.
Lereté también ha denunciado que, en lugar de buscar soluciones concretas, el Frente Amplio ha recurrido a estrategias políticas para ocultar la verdadera magnitud de los problemas financieros. La falta de auditorías independientes y de un control efectivo sobre el gasto público ha permitido que la situación continúe deteriorándose.

Promesas incumplidas y desafíos futuros
Durante su gestión, Orsi prometió mejoras en infraestructura, seguridad y desarrollo económico, pero los resultados están lejos de cumplir esas expectativas. Muchos ciudadanos han expresado su descontento ante la falta de avances y el deterioro de la calidad de vida en Canelones. La nueva administración deberá enfrentar el reto de reorganizar las finanzas y recuperar la confianza de la población.
La crisis en Canelones es una muestra más de cómo las administraciones frenteamplistas han dejado problemas estructurales en varias regiones del país. Lo que se vendió como un modelo de gestión eficiente ha resultado ser una acumulación de deudas, promesas incumplidas y una estructura administrativa inflada e ineficaz.