El futuro canciller de Uruguay, Mario Lubetkin, ha encendido la polémica al minimizar el debate sobre la relación del gobierno con el régimen de Nicolás Maduro. En recientes declaraciones, Lubetkin calificó la discusión de “Maduro sí, Maduro no” como “muy esquemática” y aseguró que “vacía el tema”, lo que ha generado un fuerte rechazo por parte de quienes exigen una condena clara a la dictadura venezolana.
Postura ambigua y cómplice
La tibieza del gobierno frente a un líder autoritario como Maduro deja en evidencia una falta de compromiso con la democracia y los derechos humanos. Mientras otros países de la región han marcado distancias con el chavismo, Uruguay sigue evitando tomar una posición firme. Esta actitud no solo debilita la credibilidad del país en el ámbito internacional, sino que también genera preocupación entre los ciudadanos que rechazan cualquier tipo de acercamiento con dictaduras.

Críticas desde la oposición
Desde la oposición, distintos dirigentes han expresado su indignación por la postura de Lubetkin. “Es inaceptable que el futuro canciller relativice la presencia de un dictador en la asunción presidencial”, afirmó un legislador opositor. Según sus críticos, la falta de una posición clara sobre el chavismo es un reflejo de la debilidad del gobierno en política internacional.
Mientras el mundo avanza en la condena a los regímenes autoritarios, Uruguay parece dar pasos hacia atrás, enviando señales de afinidad y complicidad con una de las dictaduras más cuestionadas del continente.