El caso Gustavo Penadés sigue sumando capítulos que generan controversia. La reciente decisión judicial de otorgarle prisión domiciliaria a él y a Sebastián Mauvezín ha desatado una ola de críticas y sospechas sobre el manejo del proceso. Ambos estaban en prisión preventiva desde octubre de 2023, pero la jueza Marcela Vargas determinó que pueden continuar el proceso en sus hogares con tobillera electrónica hasta junio de 2025.
Prisión domiciliaria: una decisión polémica
La fiscal de Delitos Sexuales, Alicia Ghione, se había opuesto firmemente a la liberación domiciliaria de los imputados. Argumentó que existía un alto riesgo de entorpecimiento de la investigación, sumado a posibles presiones sobre las víctimas. A pesar de ello, la jueza Vargas concedió el beneficio.
Una de las razones esgrimidas por la defensa de Penadés fue la supuesta indefensión en la que se encontraba su cliente, alegando que el proceso judicial estaba viciado y politizado. Por su parte, la defensa de Mauvezín sostuvo que su participación en los hechos no está debidamente probada.
Desapariciones y testimonios clave
Uno de los aspectos más preocupantes del caso es la desaparición de Federico Rodríguez, un expolicía condenado en relación con esta causa. Ghione informó que está inubicable desde diciembre de 2023, lo que representa un duro golpe para la fiscalía, ya que se le considera un testigo clave.
Asimismo, una testigo reservada declaró que Mauvezín le confesó haber facilitado menores de edad a Penadés para encuentros sexuales. Esta revelación refuerza las acusaciones de la fiscalía y añade más presión sobre el caso.
¿Un traslado con segundas intenciones?
Otro elemento que llamó la atención fue el reciente traslado de cárcel de Romina Celeste, una de las denunciantes en el caso. La fiscal Ghione sugirió que este movimiento podría estar relacionado con las audiencias, insinuando un intento de manipulación o amedrentamiento.
Por otro lado, Jonathan Mastropierro, otra de las víctimas que denunció a Penadés, expresó su malestar con el desarrollo del juicio y la actuación de la defensa del exsenador. En sus propias palabras, está “hasta la cabeza de todo lo que está pasando”.
La justicia en el ojo de la tormenta
El desarrollo del caso Penadés ha dejado en evidencia la fragilidad del sistema judicial uruguayo. La concesión de prisión domiciliaria, la desaparición de testigos y los movimientos en torno a las víctimas han generado un clima de desconfianza en la sociedad.
Mientras tanto, la opinión pública sigue atenta, esperando que la justicia actúe con firmeza y sin privilegios. La pregunta que muchos se hacen es: ¿se hará justicia o todo quedará en la impunidad?